Una amiga me propuso hoy el siguiente ejercicio:
participar en una conversación
sin hablar en absoluto de uno mismo,
tan sólo durante una reunión.
Practicar la empatia, la atención, la escucha;
interesarte por los demás, no hablar de tus experiencias,
ni de tus victorias, ni de tus fracasos.
Estar sin querer destacar,
ser testigo sin dejar huella.
Dura batalla contra el ego.
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